viernes, 11 de julio de 2008

Traficantes de sueños

¿Cuán desesperado hay que estar para poner en peligro la vida de lo que más quieres? El mar se ha llevado 15 vidas más, no son unas vidas cualesquiera, 9 de ellas eran viditas, vidas que apenas conocían el mundo. Sus madres las arrojaron por la borda, ya inertes.

Estuvieron a la deriva días y días, sus diminutos cuerpos no pudieron resistir el calor del día y el frío de la noche, la falta de alimento. Sus madres lo arrojaron por la borda, ya inertes.

Vinieron del África subsahariana en busca de una vida mejor, se toparon con el más cruel de los destinos, y los más despiadados hombres.

Hombres que se enriquecen a costa de la desesperación de los demás, hombres capaces de no poner apenas combustibles en los motores, hombres que trafican con los sueños.

Mientras tanto, otros se reunían en el país del Sol Naciente. Debatieron sobre el hambre, con los estómagos bien llenos.

Las madres arrojaron por la borda los cuerpos de sus bebés. Sus lamentos retumban en nuestros oídos, aunque nadie los oye.

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