lunes, 30 de mayo de 2016

Haciendo el bien allá donde esté

El pasado viernes noche recogí a una tortuga que habían atropellado. Estaba muy herida, con el caparazón medio roto. La metí en un cubo para evitar que se fuera y le puse algo de pan y ciruelas (no sé si les gusta a las tortugas, pero es lo que había disponible).

A la mañana siguiente seguía viva por suerte. Busqué información sobre a quién llamar en caso de encontrar a un animal herido y al final llamé al teléfono de emergencias, los cuales tomaron los datos pertinentes. A los pocos minutos me volvieron a llamar solicitando más información y me dijeron que, como no era una especie protegida, poco se podía hacer. Llamaron a la policía local y estos últimos me llamaron a mí informándome de que, al ser sábado poco se podía hacer. Así que le pregunté que, ya que no la podían recoger, si yo podría llevarla. La respuesta fue afirmativa.

Tras el almuerzo metí a la buena de la tortuga en una caja de zapatos y la llevé al centro de recuperación de fauna silvestre más cercano (el del zoo de Jerez en este caso), donde la recibieron con los brazos abiertos.

Espero que salga adelante.

29 de junio de 2014

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